viernes, 10 de octubre de 2008

TV KK


Televisión para mononeurados

Ayer me suscribí a un grupo anti-Tinelli, en una de las webs sociales que frecuento. El creador de este insólito grupo no pretende sabotearlo, ni desaparecerlo; ni siquiera hacer una colecta para deportarlo a Chechenia. Simplemente propone que no lo miremos porque atonta a la gente. La idea me pareció genial. No soy devota del mega showman argento pero, debo reconocer, el tipo ha infestado con su peste televisiva al noventa por ciento de la población y programación de los canales. Como un virus que se reproduce en progresión geométrica, una fracción de su show se repite en todos los programas habidos y por haber y sus patéticas “figuras” van de estudio en estudio como una manada de animales nómades salidos de un circo pedorro de pueblo perdido.

Nunca fui fan de Tinelli, ni siquiera desde sus comienzos como periodista deportivo en el primer VideoMatch, cuando comenzaba a despuntar su faceta grotesca de reírse de los errores o accidentes ajenos (recordar aquellos que puedan, los bloopers que él impuso como excusa para carcajear en off con esa voz que me saca de las casillas).
Después le siguieron las cámaras ocultas donde varios pánfilos que ahora venden estampitas en los colectivos (o tienen un programa de cable de cuarta), le hacían creer a una vieja que le iban a tirar abajo el árbol de la puerta de su casa, o le reventaban el auto a un pobre tipo que después debía sonreír chocho porque le daban el dinero para uno nuevo (como si uno fuera incapaz de encariñarse con su vehículo y esa tela resarciera el disgusto del pobre infelíz).
Cuando la gente se pudrió de las cámaras ocultas, Marce pasó a hacerle lo mismo a modelitos de poca monta a quienes las hacía sudar como beduinos mientras un ícono de la grosería chabacana le cantaba las peores barbaridades en cámara. Esto a las nueve de la noche, captando la atención de todos los chicos del país que, videotizados, miraban el programa para participar de la media docena de promos y concursos con los cuales los engatusaba.
La cuestión fue siempre la misma, reírse del otro, sacar lo peor de la gente, mostrar su cara más vil o disfrutar con la desesperación del otro…pero te ganassssssste una computadora!. Seeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.
Además de hacer de los defectos ajenos un culto, se dedicó a jugar con comida delante de las cámaras en momentos donde la mitad del país no podía llevar el pan a su mesa. Tragaba alfajores enteros, desperdiciaba huevos y le mostraba a todo el país que para él el hambre no era un problema.
Desfilaron ciegos, enanos, discapacitados y gente que vendía su defecto al público por dos mangos con cincuenta. Bajo el manto piadoso de la igualdad y la no discriminación, usó a esta gente para tener dos puntos más de rating como el amo del Hombre Elefante que lo paseaba por los pueblos a cambio de unas monedas.
Como si esto fuera poco, llevó chicos a participar de ruedas de chistes y concursos de destrezas; siempre con la misma intención…reírse de ellos. De todas formas, creo que los padres son los culpables de semejante bajeza, pero él tuvo el poder del dinero y eligió comprar eso y aprovechar hasta el hartazgo la inocencia de chicos de todas las edades.
Para completar el cambalache, utilizaba y utiliza un lenguaje de doble sentido que no sólo es cansador, es de villero barato (con perdón de los villeros). Todo tiene que ver con el culo, las tetas, el sexo y los genitales. Desde sus comienzos puso cámaras en el piso con la orden de enfocar el sexo de las bailarinas. Lo hizo con la que ahora es su mujer y lo hace con toda fémina que tenga ganas de mostrarse en un programa que utiliza como excusa un concurso, para mostrar mujeres desnudas despatarradas como pollos parrilleros o efectuando pasos de baile que más que baile son posiciones de peli porno barata clase B.
Repite siempre los mismos epítetos “eeeeeeeesaaaaaaaaaaaa”, “bueeeeeeenooooo” , “vamooooooosssssssssss”, “essssseleeeeeeenteeeeeeeeee”. Programa tras programa hace lo mismo y si has visto media hora de uno, probablemente hayas visto todos. Y si te los perdiste te los van a repetir hasta el cansancio en los ciento cincuenta programas resúmen que se diseminaron como granos de adolescente en cuanto canal de aire o cable existe.
El ejército de gatos que lo acompaña merece un capítulo aparte. Mujeres que avergüenzan al género porque no sólo son brutas (o les faltó oxígeno al nacer y quedaron border), son decadentes, incultas, berretas y demuestran una total falta de amor propio. Lo único que saben es pelearse como perras en celo entre eshas, circulando por los programas vespertinos dando notas cuyo discurso generalmente comienza con este latiguillo “esha fue la que empezó, sho no!”. Lloran, putean, histeriquean y muestran ante las cámaras la cara más fea de una mujer. Por más que el culo sea de piedra y con forma de manzana (los hombres que lean esto me van a querer aniquilar), llega un momento que ni eso disimula la falta de materia gris y lo burdas que resultan a la hora de escucharlas hablar de sus carreras como si fueran Doctoras en Filosofía y Letras. Pero como nuestro país está patas para arriba, es muy probable que estas chirusas imbéciles con complejo de Lady Di cobren mucho más que las médicas que hacen guardias en los hospitales o las científicas que se desloman detrás de un microscopio laburando para el Conicet. Lo cual es injusto e indignante. Sobretodo porque nosotros todos, como sociedad, contribuimos a inclinar la balanza de esa manera.
Hay pocas cosas rescatables para ver en nuestra tele y a medida que pasa el tiempo nos quedan cada vez menos. Pero no es un fenómeno vernáculo, casi todos los países tienen que aguantar concursos de baile, canto, realities de cualquier cosa (desde dormir con serpientes hasta casarse mediante un casting). Pocas cosas se salvan de esta tendencia a la decadencia que sufren los programas del mundo. Algunas series americanas cuyos escritores son fabulosos; como el caso de “Dr. House”, “Lost”, “Grey´s Anatomy”, “Weeds”, “Rome”, “The Sopranos” y alguna que otra sitcom fabulosa como lo han sido “Friends”, “The Nanny”, “Mad about you” y “Seinfeld” en su momento. El que tenga la suerte de tener cable podrá deleitarse con cine nuestro, europeo o Indie americano; o volver a ver las repeticiones de sus series favoritas. También, y cada tanto, sale algún unitario de la mano de Suar, que vale la pena. Es el caso de “Vulnerables”, “Mujeres asesinas” o “Epitafios” que se emitió por cable. Pero en reglas generales estamos condenados. Condenados a que la sociedad se acostumbre a consumir tele k-k y achancharse. Que nuestras neuronas se vayan atrofiando como las luces del arbolito navideño cuando comienzan a quemarse. Que poco a poco nuestras expectativas sean más bajas. Y que nos quedemos inmunes, indiferentes, inertes frente a este zoológico guarango apoyando el espectáculo dantesco televisivo que tan bien pintara, proféticamente, el director Peter Weir en su fantástica “The Truman Show”.

Me voy porque empieza el “Patinando”.

Naaaaaaaaaaaaaaaaa, era un chiste!

3 comentarios:

Unknown dijo...

detesto a Tinelli y todos los programas que lo repiten como si fueran las santas escrituras!!!

Anónimo dijo...

AAAAAMEEEEEEENNNNN!!!!!!!!!!
Lo peor de todo es que pasan por todos los canales la pelea entre Fulana y Mengana como si fuera lo mas importante del pais.
Lo peor de todo es que es TODOS LOS AÑOS LO MISMO!!! Parece que hayu gente que no se cansa...

Anónimo dijo...

Yo no tengo ni idea de quien es ..pero en cualquier caso estoy totalmente en contra de aquellos programas que idiotizan y globalizan las mentes convirtiéndonos en mononeuronas...titeres esperpénticos..nop me niego a formar parte de ese grupo.


Sobervio el Blog ,como siempre