jueves, 2 de octubre de 2014

Y UN DÍA JAMIE FRASER SE HIZO CARNE Y HABITÓ EN STARZ


Ocho capítulos épicos de la miniserie a la que algunos lectores de la saga "Outlander" no le tuvimos fé





El día soñado, que parecía tan lejano cuando se anunció la premiere de “Outlander” llegó para revolucionar una vez más el granero de nuestro adorado escocés, uno de los dos héroes de la saga que nos tiene locas a más de la mitad de las féminas de este planeta (desconocemos a la fecha si en Marte ya se mandaron a imprimir ejemplares pero no sería nada raro).

En el año 1991 una escritora soberbia con un talento genial para darle vida a personajes de ficción en las cabezas de los lectores, parió el primero de una saga de libros que giran en torno al Highlander James Alexander Malcom MacKenzie Fraser (Jamie para los íntimos).  Desde que leí el primero, y como le pasó a la mayoría de la gente, comencé a escuchar rumores de películas y series.  Todos nos subimos a esa moto realizando castings virtuales en cada foro del que participamos sobre los libros o de determinados actores que según la mayoría, eran un número puesto a la hora de interpretar a nuestro objeto de veneración.   Se multiplicaron en progresión geométrica los videos subidos a youtube por fans, ambientados en paisajes escoceses, música celta y fragmentos pequeños de películas de época donde el actor elegido nos hacía soñar con ver alguna vez en movimiento a Jamie Fraser.  No es que no lo pudiéramos hacer en nuestras cabezas, de hecho la Gabaldon se encargó de proporcionar la cantidad de datos suficientes como para crear uno de verdad en el cerebro del lector de la misma manera que los japoneses te mandan la cantidad de herramientas necesarias para armar cualquier cosa que te vendan desarmada.

Así es como muchas detractoras de llevar a este monstruo a la pantalla, entre las que me incluyo, nos negamos de plano a destruir con una imagen concebida por un intérprete-intermediario de la autora, al muñeco pelirrojo que habíamos sabido fabricar a fuerza de lectura y re-lectura en nuestras locas cabecitas.  Para quienes comenzamos leyendo estos libros hace una década, meterse con la Biblia Highlanderiana era prácticamente una blasfemia.  La pantalla chica nos parecía poco, la grande no alcanzaba a cubrir ni la mitad del primer libro y si Hollywood metía la mano como suele hacerlo, Jamie hubiera sido un cocinero ruso trabajando en el metro neoyorkino y Claire su amante dominatrix caza vampiros.  Todos sabemos cómo funciona el teléfono descompuesto: yo te digo blanco tiza, vos le decís blanco leche, el otro dice que le dijiste blanco marfil…y el último dice beige tirando a marrón.  ¿Cómo poder traducir esta formidable saga a la pantalla sin arruinarlo todo? Y con los de marketing pisando los talones, cambiando cada detalle para hacer rendir mejor la inversión. Mejor, dejarlo librado a la imaginación…siempre fue mi idea.

Odio admitirlo, me equivoqué de cabo a rabo.  Cuando apareció la primera foto de Sam Heughan, actor encargado de darle vida al pelirrojo, casi vomito sobre el teclado de mi notebook.  No es que el chico fuera feo, simplemente no era Jamie.  Cabello castaño oscuro, pálido, blandengue, flacucho, lampiño, desgarbado y demasiado joven para las que ya teníamos en mente al Jamie de los últimos dos libros.  Si empezamos así…que nos queda para el resto, pensé estúpidamente porque se ve que hay gente que sabe lo que hace o bien le tiene terror a la horda enferma de fans de los libros.  Ya sea por terror, talento o ambición; el chico Sam apareció en el primer poster que anunciaba los primeros días de rodaje.  Ya con los pelos despeinados, rojos y más largos (en la foto del casting estaba peinado a la lengüetazo de vaca), una kilt y la típica camisita jacobita era otro cantar.  De todas formas, aún me faltaba mucho para confiar en que algo bueno podía salir de todo eso.  Entonces aparecieron las fotos de Claire, una modelo flaca, linda y moderna que no encajaba para nada con esa mujer llena y de una belleza promedio que describe Diana en sus libros.  Imaginé que me sucedería lo mismo que con Sam cuando salieran las primeras fotos del rodaje.  Otra decepción fue Frank/Jack Randall.  Tobías es un actor que me encantó en la serie “Roma”, y con esa cara de angelito me fue imposible visualizarlo haciendo las atrocidades que Jack hace en el libro.  Los únicos que me entraron de entrada, valga la redundancia, fueron Colum y Dougal.  No puedo explicar el motivo pero ellos  dieron en el clavo desde la primera foto.

Luego de una larga espera, de ver avances, fotos del rodaje y entrevistas; decidí darle una oportunidad a esta serie que podía cargarse para siempre con mis fantasías literarias.  Todo pintaba cuidado y bien hecho, pero el resultado final podía ser caótico.  Eso hasta que leí que la esposa del encargado de llevar la saga a la pantalla era fan de los libros y había jurado destriparlo vivo si la serie no estaba a la altura de las expectativas de la horda enferma que la incluye.

El día tan esperado llegó y hubo reuniones (whisky escocés en mano) alrededor del planeta, para ver el primer episodio.  En mi caso particular nos reunimos en el dormitorio del hermano de una amiga que hizo de su pared un cine y que nos tiene una paciencia infinita a la hora de cedernos sus dominios para retozar como vacas locas sobre su cama/sillones llorando a moco tendido o gritando como locas “Tulach Ard”.  Así fue como luego de un delicioso “cranachan” (postre escocés elaborado por mis amigas para la ocasión), nos sentamos abrazaditas a deleitarnos o decepcionarnos juntas en el mismo barco.
Cuando escuché los primeros acordes de la música de apertura y vi las imágenes majestuosas de los títulos empecé a llorar como si hubiera parido un hijo.  Esas imágenes son una síntesis perfecta de lo que a uno se le viene a la mente cuando piensa en los libros.  Como bocadillos que anuncian un gran banquete, las piedras de Craigh na Dun me hicieron llorar más que Meryl y Clint en los Puentes de Madison (nivel 10).  Aspirando los mocos para no hacer papelones, me tragué las lágrimas con la punta de la lengua y me quedé anonadada por todo lo que vi.  No esperaba querer a Frank, en los libros siempre le tuve bronca.  Sin embargo no me molestó cambiar de opinión, aunque luego me asaltaran las mismas dudas que tiene Claire al verse enamorada hasta los huesos de Jamie y amando aún a su primer esposo (o debería decir segundo, ya que el primer matrimonio data del 1743).
Cuando lo escuché decir “Sassenach” tuve que ir a buscar los calzones al subsuelo.  Casi me desmayo.  Ni hablar de escucharlos a Dougal y al resto de la pandilla hablando en gaélico, lenguaje en el que mis amigas y yo nos convertimos en expertas (recuerdo haber escuchado archivos de audio con oraciones enteras que repetíamos hasta el cansancio para aprender).  El señorito en cuestión, antes blandengue y desgarbado; ahora se había convertido en una torre de carne torneada, unos ojos azules con la mirada felina que tantas veces describe la autora y la juventud rozagante del Jamie del primer libro.  Sam era Jamie.

Con Claire tuve una epifanía, siempre creí que me iba a costar aceptarla porque físicamente no es tal cual la descripción de la autora.  Sin embargo Caitriona Balfe “Caits” para los íntimos, me robó el poco escepticismo que me quedaba.  Nunca pensé que una modelo de Victoria Secret podía interpretar a un personaje tan lleno de matices y tan intenso.  Me equivoqué otra vez, por un prejuicio estúpido creí que no la iba a querer y sin embargo me enamoré a los cinco minutos de verla en pantalla.  Sus modos, su andar, su seguridad a la hora de enfrentar a los Mackenzie, su capacidad de resolver problemas tales como apoyarse en una piedra en 1945 y aparecer en paños menores, cinco segundos después, en el 1743; todo tiene que ser creíble y esta actriz pasó con honores la prueba.  Caits es Claire.
El resto del elenco es perfecto.  Murtagh, Fitzgibbons, Angus…todos son roñosos, peligrosos y de buen corazón como los imaginamos.  Capitulo aparte para Dougal (Graham Mc Tavish) porque uno quiere convertirse en su maíz incrustándose de cabeza en la pantalla con la esperanza de viajar en el tiempo y caer en bolas en sus brazos (con la petaca de whisky para darle batalla al frío).  Ver a Roger como un nene me dio una sensación en el estómago inexplicable…como encontrar una filmación casera vieja de algún integrante de la familia que uno desconocía o se había olvidado que existía.  Muy fuerte, demasiado.

Capítulo aparte para las escenas de sexo, para quienes no lo sepan, los libros están plagados de escenas de alto contenido erótico (bien escritas y que no se utilizan como en otro tipo de bibliografía para atrapar al lector ávido de sexo literario).  Acá, cuando Jamie y Claire se encuentran se prenden fuego los planetas, los libros, las lectoras y la comida que las lectoras tienen en el horno.  Debo decir que varios matrimonios han sucumbido al embrujo de la literatura Gabaldoniana.  Ya sea porque el marido se negó a usar una kilt fuera del lecho matrimonial, o porque el asado se quemó, el arroz se pasó, el guiso se pegó o simplemente porque el gordo que roncaba al lado de la lectora no se parecía ni por asomo al Highlander que salía como el genio de la lámpara toda vez que una abría el libro a hurtadillas en la cama leyendo hasta las cinco de la mañana con una linterna en la boca.  Siempre imaginé que esto les iba a costar ya que la televisión tiene muchas restricciones para mostrar todo lo que una quiere ver, que no es ni más ni menos que lo que está escrito.  Debo decir que no dejaron nada librado al azar ni a la imaginación.  Se ha visto lo necesario para satisfacer la demanda hormonal del club de fans de la pareja y cada cual se llevó a casa lo necesario para poner la escena del lecho nupcial en un loop interminable y en slow motion que la deje a una en un penoso estado de catatonia (babeando y balbuceando en un gaélico alcoholizado digno de un bar de Inverness a las dos de la madrugada).

Para redondear la idea, y porque me tengo que ir a leer el séptimo antes de comprar el octavo libro que aún no consigo en mi país (lista de espera); la serie pasó con honores la prueba de una fan acérrima que tiene en su haber unas seis lecturas por libro (del primero al sexto) y que se sabe como tantas fans diálogos enteros de memoria.  Ojalá puedan continuar filmando toda la saga, la pregunta ahora será cómo harán para envejecer a nuestros amados personajes; seguirán con los mismos actores o los reemplazarán por otros?  Tenemos seis largos meses de espera hasta los últimos ocho capítulos de la primer temporada.  Tiempo de sobra para pensar y leer y releer hasta que se nos caigan los ojos de las órbitas.

Como siempre, gracias Diana Gabaldon por tantos matrimonios destuídos, tantos noviazgos destrozados y por poner la vara tan alta que ningún hombre de la vida real le llegue ni a los talones a JAMMF!.