jueves, 21 de julio de 2011

Mamáaaaaaaa!


¿En qué momento me convertí en la madre de mi madre?



No sé en qué momento sucedió, solo se que sucedió de golpe, abruptamente, sin darme cuenta de la que se me venía.  Si hubiera sido gradual o hubiera tenido la deferencia de actuar con un poco de sutileza; la vida me hubiera dado la ventaja de la amortiguación por acumulación de eventos desdichados.  Pero no, fue un golpe de karate con el canto de la mano sobre la nuca.  En ese lugar que te deja mirando pajaritos de colores, los ojos bizcos y la lengua para afuera.  Knock out técnico, me llenaron el culo de penales, y yo sin casco ni drogas ilegales a mano.
Ya no existe esa sensación de alivio devenida de pensar, ante un quilombo: le voy a contar a mi vieja.  Ahora todas las conversaciones son un monólogo.  Yo escucho y ella habla y habla y habla hasta que la oreja me estalla como un carbón incandescente y el cerebro se me planta en “modo a prueba de fallos”.  Difícil procesar tanta mala leche junta.  Ni convirtiéndola en ricotta o roquefort.  

-          Hola, menos mal que me llamaste- ella con vos resquebrajada
-          Hola, cómo te va?- yo (acostándome sobre las vías del tren Mamita, que está punto de pasarme por encima)
-          Y, mal, todo mal.  Pésimo- ella aspirándose las lágrimas y secreciones de un resfrío con un twist de ingrediente esencial para laburar la culpa
-          ¿Qué pasó?- adentrándome en la mierda con alma y vida
-          Nada, lo de siempre, estoy casi sin trabajo y me cortaron los dos teléfonos- mamá haciendo una pausa para ver cómo digiero las últimas novedades
-          ¿Por falta de pago? ¿Se te fue la mano con el celular?- atónita y con taquicardia
-          Sí, es que estoy prácticamente sin trabajo.  Debo los impuestos de la casa, no pagué la prepaga, estoy ciega de un ojo y tu abuela que se caga en la cama- ella esperando el feedback
-          Tenés que vivir cerca nuestro así podemos ayudarte.  ¿Pusiste el departamento en venta?- yo, no viendo la luz a lo lejos del túnel oscuro
-          No, porque un particular me va a pagar más que una inmobiliaria así que voy a esperar, pero me preocupa la mudanza.  ¿Cómo vamos a hacer con los platos de porcelana que son carísimos?  No alcanza una camionetita
-          Te das cuenta que estás en el Titanic, con agua hasta el cuello, bajando al camarote a buscar las alhajas????  Jugá a Zorba el griego con los platos, revolealos por la ventana y quedate solamente con dos.  Uno para vos y otro para mi abuelaaaaaaaaaa!- vociferando como una rinoceronte en celo
-          Ay, por favor...no me grites que estoy muy preocupada.  No pude hacer la terapia física y me ahogo por el EPOC- ella volviendo a utilizar artillería pesada directo al corazón
-          Bueno, cuando te fumabas tres paquetes por día y yo te pedía que lo apagues en lugares cerrados y públicos al lado de un moisés con un bebé de meses me sacabas cagando aceite, no ves el correlato entre esa situación y tu actual estado de salud?- yo recordando la soberbia con la que me contestaba cuando le suplicaba que dejara de fumar (y ella me soplaba el humo en la cara clavándome una mirada ardiente de puñales voladores)
-          Ah, pero ahora hace un año que no pruebo un cigarrillo y sigo igual o peor- ella queriendo encontrarle la lógica a una pintura de Dalí
-          Mirá, no puedo razonar con una pared.  Solo sé que tenés que salir de ahí urgente para dejar de generar gastos- yo, buscando la practicidad del asunto
-          Nooooooo, no puedo tirar los papeles de los clientes, no quiero quedar mal con ellos- ella, instalada en la Negación y comenzando a decorar el nido
-          No necesitás clientes, no vas a tener más clientes. Te vas a rascar las partes mirando programas de chimentos en tu nueva casa.  ¿O alguno de ellos va a venir a pagar tus deudas?- yo, conversando con un alcornoque
-          ¿Y que hago con tu abuela?- dejándomela picando
-          Matala y enterrala en mi jardín, te ayudo- ya saben quién…moi
-          No, mejor no.  Necesitás su jubilación.  Mantenela respirando que te conviene- yo, recalculando
-          Pero yo no puedo vivir con ella, no la soporto.  Está peor que nunca.  Con decirte que nunca le gustó la leche y ahora se baja los sachets enteros...el Alzheimer te puede modificar los gustos?-ella, que se me perdió en algún lugar del bosque con Caperucita, el Lobo y mi abuelita (la concha de mi abuelita!)
-          Mirá, hace diez años decías lo mismo.  Esperaste, se perdió el departamento de ella con las deudas y ahora la tenés instalada con vos.  ¿Sabés qué es lo único positivo del caso?  Que yo aprendí.  Si te quedás sin casa vas derecho al Geriátrico con ella- yo, asombrada de mi propia cruel retórica
-          Ah, pero no podés comparar.  Yo no me parezco a ella.  No molesto para nada- intentando venderme una carmelita descalza
-          Naaaaaaaaaaah, qué va!  Sos una fotocopia de ella, y yo un clon tuyo OH MY GOD!



Y ahí me dí cuenta.  Horrorizada me caí de culo de la silla.  “Maaaaaaaaaaa!”.  Quise salir corriendo a prenderme de la pollera de Ma, pero Ma no está más. Estoy por las mías.  Ya no puedo ir corriendo a buscar refugio más que en mí misma.  Soy madre de mi hijo y madre de mi madre.  El pánico se apoderó de mí instantáneamente y de repente me sentí así de chiquitita…

¿Y ahora, quién podrá defenderme?  Je

QUE NO PANDA EL CÚNICO