domingo, 25 de julio de 2010

HOMBRES CON MOCHILA

Cuando ellos tienen más rollos que nosotras



Cualquier mujer de más de treinta, soltera o divorciada, sabrá entender. Cuando una está embarcada en la titánica tarea de agenciarse un señor que la acompañe al cine, la lleve a comer a la luz de las velas, le de una alegría de vez en cuando…y si da, se convierta en su pareja; la misma ha de toparse con algunos especímenes francamente aterradores.

La sabiduría popular pregona que somos nosotras las complicadas, retorcidas, resentidas y desesperadas damiselas en busca de un señor de cuenta bancaria abultada que nos mantenga; pero en mi derrotero amoroso he podido comprobar que ellos están más desesperados y locos que nosotras.


Analicemos paso por paso.

Lo primero que hace una mujer cuando se separa es correr lejos de cualquier cosa que se asemeje un poco a lo que ha sabido sacarse de encima. Es por esto que en los primeros seis meses de soltería, la sola idea de tener que compartir una mesa con un señor que no sea su padre o su tío puede llegar a ser un flagelo.

Luego llega el período de sanación, en el cual uno llega a la conclusión de que no son todos iguales y quizás haya uno escondido, a la altura de las necesidades de una, detrás de algún arbusto, barra de bar o perfil de Internet.

Entonces comienza el “casting de chongos”. En este particular período, mujeres que ya no tienen ganas de jugar a la quinceañera y emborracharse en los bares esperando a “Prince Charming”, se entregan al juego del chat por todas las redes sociales habidas y por haber. Alentadas y enredadas por las historias de amor en la Web, nos dedicamos a hacer citas con ignotos señores cuyas pretensiones merecen un capítulo aparte.


Las pretensiones de ellos:

Físico esbelto

Entre 1.60 y 1.70 mts. de altura

Ojos azules o verdes (verdaderos, las de lentes de contacto abstenerse)

Universitaria, doctorada y con mucho tiempo libre para dedicarme

Responderé a perfiles con foto únicamente

Que sea femenina, sensual, conversadora, alegre, dócil (y que sepa lavar y cocinar)

Que no traiga mochilas ni rollos (si es posible que no traiga pasado ni historia y que sea virgen)

Y aquí es donde voy a detenerme. Se supone que una no debe demostrar atisbo de una vida anterior a la que estamos a punto de comenzar (eso si no te avivás de que tengo el pelo teñido, las lentes de color, extensiones capilares, tetas de plástico, una faja aplana vientres y tacos de 20 cms.). El señor en cuestión pretende una muñeca inflable con pulso, independiente, que labure pero tenga mucho tiempo libre, que no pida plata y se deje fornicar sin pedir nada más que una cena a cambio.


Bueno, el trato no está nada mal. Un polvo por una cena y todos contentos. Pero hete aquí que nada es tan fácil como parece. Con el corazón en la mano, latiendo a un ritmo ensordecedor, nos preparamos para el fiasco de la década. Caminando despacito, metiendo panza y alerta a todos los posibles peligros que amigas y familiares nos han explicitado; nos encontramos con el susodicho. El susodicho, dista mucho de un George Clooney o un Brad Pitt, pretende una Angelina Jolie pero se parece a Pavarotti sin talento y sin tintura. Primera pista de que todo anda mal. El Señor tiene muuuchos más que 45. Pesa dos tercios más de lo que me imaginaba, pero me comenta fascinado que está contento de no llevarse el chasco de la última vez que invitó a salir a alguien por Chat. Entonces me cuenta la historia de una elefanta que se baja de una rural en una estación de servicio y él mismo importunando a dicha criatura porque había puesto una foto de ella de cuando pesaba la mitad. El que habla, un señor entrado en carnes y con un voluminoso abdomen está convencido de que tiene derecho a pedir algo diferente de lo que él ostenta ser. O no tiene espejos en la casa. Una de dos.


Luego, asisto a un extenso monólogo de un egocentrismo sin límites en la historia del ego. El es el personaje principal de todas sus historias. Un winner, un gentleman, un experto en lo que hace, un “womanizer”, el mejor padre del universo, excelente cocinero, conductor avezado, excelente bailarín y bla bla bla.

Como si esto fuera poco, no me deja meter bocado en lo que dice; me aclara que no le interesan las minas que arrastran pesadas mochilas de su pasado. Bueno, parece que nos vamos a salvar de escuchar la historia de tu ex. Ni a palos. Ni en mis mejores sueños.


Ahí arremete con la ex. Que es esquizofrénica entonces él, que es tan bueno y generoso, le pone el dinero en una cuenta para que ella no se lo gaste. Pero ella decide irse en un crucero por las Bahamas con las amigas con la guita (el sudor de su frente). Mi mente imagina rápidamente a una mujer con chaleco de fuerza en un cuarto acolchonado pidiendo permiso para tramitar el pasaporte. Logro colar una preguntita “pero…ella no está internada, no es una patología peligrosa la esquizofrenia?”

No contesta, solo me comenta que cuando convivían no paraba de gritar y pegarles a los chicos. Eso mientras se auto succiona el resto de lechuga de entre los dientes haciendo un ruidito “shrrrrri-shrrrrik” Al borde del horror y el vómito ideo una estrategia para escapar. Comprobando que los baños no tienen salida al exterior, vuelvo a la mesa preparada para escuchar el resto del relato. Dos horas ininterrumpidas de resentimiento y odio hacia la madre de sus hijos. Con la cabeza en la mano y la materia gris color morado, le bostezo en la cara en franca actitud de ME QUIERO IR A LA MIERDA.


No hay registro de mi pudrición, el tipo sigue quejándose. Esta vez arremete con la suegra, la cuñada, los hermanos, el socio, la mascota, la madre y el novio de la hija. Como un personaje salido de una peli de Tim Burton, lo imagino cual hiedra venenosa color negro que intenta subir desde mis tobillos hacia mi cabeza. Por fin pide la cuenta, se lo nota cansado; se ve que tanta mala leche tiene correlato corporal…a Dios gracias!


Así nos dirigimos al estacionamiento. Agradecida de tener mi propia nave esperándome a unos metros, le agradezco la gentileza de la cena y su amena compañía.

Me subo al auto, prendo la radio y el primer tema que engancho…a modo de alegoría es: SUICIDE BLONDE!


Consejos para el chat-dating

Incluír en las pretensiones:

No contestaré a perfiles sin fotos ACTUALES

Se busca señor sin rollos corporales ni familiares

Mochileros: ni lo intenten

Si me vas a hablar de tu ex, ni te molestes

Constipados, melodramáticos, histéricos, afligidos, compungidos, amargados, resentidos, rencorosos, alérgicos, llorones, abúlicos, gruñones, caracúlicos…abstenerse.



1 comentario:

argentinaenBarcelona dijo...

Hola Compatriota! Mi nombre es Pepa Arcioni. El año pasado estuvimos en contacto porque me dejaste un hermoso comentario sobre mi blog "argentina en Barcelona" en la página del concurso 20Blogs organizado por el diario 20Minutos.es, de España, y también lo hiciste en mi blog.
Quería comentarte que este año también estoy participando, en la categoría Blogueros por el Mundo, y quiero saber si vos también y en qué categoría.
Te invito a que vuelvas a pasarte de vivista por mi blog, hay cositas nuevas ¡y ahora la posibilidad de dejar comentarios! (cosa que el año pasado no, y fui muy criticada por ello...).

También quería decirte que si te interesa podemos enlazarnos. Yo tengo un listado de Blogs Amigos en donde querría poner tu blog, si quieres que el mío aparezca también en el tuyo.

Te mando un fuerte abrazo, y que tengas una semana llena de cosas lindas.

Pepa
www.argentinaenbarcelona.blogspot.com