Publicidad boluda
Si la cosa está diseñada y responde a una estrategia que apunta a un segmento que, se sabe de antemano, responderá al llamado…por favor quiero bajarme urgente de ese lugar.
Si la cosa está ideada por hombres, el prejuicio me jode sobremanera.
Si la cosa fue producto de un concierto de iluminadas mentes de mi propia especie y género, propongo quemarlas en la hoguera al mejor estilo Juana.
Porque considero que las propagandas televisivas (aunque no escapan a esta apreciación algunas campañas gráficas), le hablan a una párvula descerebrada que se alimenta de heno (como las mulas) y dedica su tiempo a pelotudear de Shopping en Shopping. Lo que más me jode es que asumen que la mayoría de sus clientas son así, y lo digo sin prurito porque estoy convencida (después de un arduo análisis) de que no existe la pauta publicitaria que apunte a la que escapa al rótulo de “boluda alegre de edad mental veinte años, profesión: ama de casa o en su defecto: maestra jardinera”. Ojo, no tengo nada en contra de las amas de casa ni las maestras jardineras; el prejuicio lo tienen ellos que asumen que una mina que lleva adelante una casa tiene un cerebro de corcho y la maestra jardinera es la única profesión exclusivamente femenina …utilizada en este caso como un ícono de la realización de una mujer (que habla con una eterna vocecita de Heidi en la pradera y se desarrolla en aquello que tanto conoce…hacer upa y limpiar caquita). Entre paréntesis, me estoy imaginando un “maestro jardinero” y me parto.
Ellos, aquellos que se dedican a la publicidad, no tienen puta idea de lo mucho más que es una mina que puede enseñarle a una masa informe de mocosos analfabetos a no volcar el vasito de té con leche mientras evita que un pendejo se abra la cabeza saltando de la mesa y otro le mastique la oreja a su compañerita que aúlla como un lobo marino. Lo mismo sucede con las amas de casa. Como se supone que no han salido del capullo que las contiene “llámese hogar”, no han podido evolucionar; se les habla como a seres retrógrados sin pensar que son capaces de estirar los víveres para que duren hasta fin de mes. O que pueden curar un dolor de panza con una mano mientras le dan clases de geometría al de doce y bañan al de dos evitando que le entre shampoo en los ojos.
¿Los profesionales de la publicidad nos desconocen o realmente somos así?
Las cinco razones por las que detesto las campañas publicitarias de productos para mujeres
Lo que no nos venden. No existe una sola publicidad de automóviles para mujeres. Bueno, hubo una de un Ford, que festejé bastante; aunque si mal no recuerdo el motivo de la compra del vehículo era un arranque de revanchismo (la minita se compraba el auto porque estaba sola y ahora hacía lo que quería con su dinero=léase, solamente te comprás un auto para refregárselo por el hocico a tu ex cuando lograste independizarte).
¿Porqué no hay avisos donde la mujer es la que se pasea en un sedan deluxe con el iphone en la mano avisando a su secretario (ja) que en cinco llega y quiere el café caliente sobre el escritorio (al mejor estilo Meryl en “El Diablo viste a la moda”)? ¿Porqué una mujer no puede calentarse con un auto deportivo porque le da placer manejar esa máquina, sobretodo si la máquina viene con un tuneadísimo pendejo descamisado que flashea un tremendo “six pack” sobre el capot igualito al de la utópica propaganda?. No, sólo ellos tienen el poder de comprarse la coupé motor 2.5 con 16 válvulas, asientos de cuero y una mocosa de 18 años que se relame el labio superior en cámara lenta con cara de lujuria mirándolo pasar los cambios, como en la mayoría de los spots de autos deportivos.
Las voces en off de los comerciales para mujeres. Generalmente nos hablan despacito, casi en secreto, vocalizando como una profesora de fonética inglesa. ¿Es porque piensan que el cerebro nos va lento? ¿Es porque están seguros de que somos todas sordas o discapacitadas mentales? ¿Consumir es pecado, por eso la onda “te lo digo en secretito, abrí bien la orejita”? ¿Es para que los novios/padres/maridos no se enteren de que una se va a gastar parte de su sueldo en una cartera de cuero? ¿Quién se rompió el traste laburando como una hormiga para gastar en eso, todavía tenemos que pedir permiso?
El prototipo de la mujer que protagoniza los avisos. Son todas igualitas. Mujeres con cara de boludas alegres, ausentes, que sonríen como muñecas inflables aunque el aviso sea un medicamento para la tos o para cagar. Como si ellas jamás transpiraran con fiebre o se hincharan como un hipopótamo porque no pudieron evacuar (seguro que no pudieron, no por falta de ganas, sino porque el baño está siempre ocupado en la casita del amor donde los cuatro críos, la mucama y los cinco vecinitos de enfrente encuentran especialmente atractivos los inodoros con olor a lavanda de la pradera gracias a la perchita desodorante del comercial de Glade). Lavan los pisos vestidas como para ir a la ceremonia de los Oscar, por supuesto siempre están peinadas con un brushing estúpido que les deja las puntitas del pelo para afuera, como la mujer de los Supersónicos. Las vocecitas son siempre de un tonito agudo, infantil rayando la sonsera (por no decir la forma en que habla una infradotada dopada por los vapores de amoníaco de la tintura que la dejó así de rubiecita). No solo el tono me jode, la cadencia me pone del moño. Arrastran las palabras como la gente que mezcla alcohol con algún ansiolítico, el agua tarda en llegar al tanque (la olla/cerebro), entonces cada pensamiento se toma unos cuantos segundos en llegar de la neurona donde se aloja hasta la punta del apéndice lingual.
Lo que nos venden. El 90% de lo que nos ofrecen son cosas para limpiar o para arrancarnos los pelos, pasar inadvertidas por un ciclo menstrual sin dolor y sin olor o deshacernos de nuestros kilos. O sea, sos una mula idiota que piensa que con un toque el baño se va a llenar de flores (que vas a ver in situ porque estás intoxicada con el pediculicida de tus hijos, estás famélica porque hace tres días que te alimentás exclusivamente a té adelgazante y comenzaste a alucinar desde que rasqueteaste la bañera con el desengrasante del cartoon musculoso). Ojo, las alucinaciones tienen que ver con camisas blancas impolutas que salen solas de los secarropas, cacerolas que brillan y cantan, pinos en el comedor, tampones vibradores, cadáveres de pollos que caminan descabezados, tortas gigantes que se desplazan por una avenida, abdómenes que se contraen y desaparecen con un sorbo de milk shake con LSD y el nabo de la novelita de las nueve que te quiere coger porque te embadurnaste con crema de frutos silvestres “recogidos” a mano por él.
Lo Light. Las campañas de productos bajos en grasa o calorías son un pie de guerra para toda mujer con más de seis neuronas que le hagan chispazo en la nuca. Verde, siempre verde. El color de lo natural. El color de lo permitido, como el semáforo cuando te dice que podés poner primera y salir arando. Odio ese verde, verde loro, verde buchón, verde de “TE AVISO QUE ESTA ORCA GORDA ESTÁ A DIETA PORQUE SE CONVIRTIÓ EN ACCIONISTA DE CADBURY EL ULTIMO INVIERNO”. Detesto a las mujeres que se tragan a borbotones una botella de agua 0%, como si el agua alguna vez hubiera tenido alguna caloría. Pero ésta viene en botella verde, seguro que tiene propiedades (propiedades tiene el dueño de la fábrica que tuvo la bendita idea de embotellar algo que sale gratis de la canilla). Las que zarandean el magro anoréxico culito felices, con un postrecito de limón en la mano, que según la promo sabe a lemon pie (no solo sabe más a pie que pisa limones que a la famosa tarta, el tamaño de la porción es igualito a la cantidad de pasta que usa tu odontólogo para tapar el agujero de la caries de tu molar inferior derecho). Pero ellas bailan felices, como pacientes de un Neuropsiquiátrico que han sido liberados en un descuido de la enfermera de turno. ¿Y las galletitas con siete semillas, trozos de mango y manzana, el 50% del calcio recomendado en la ingesta diaria, los trece minerales esenciales, la fibra de un fardo de paja, el omega 3, libres de ácidos poliinsaturados, que tiene las mismas calorías que una manzana? ¿No hubiera sido mejor fagocitarse un par de manzanas?
Odio la publicidad que nos deja mal paradas, evolutivamente hablando, con un grado de complejidad superior al del krill marino. Seres que solo servimos para agradar, complacer y ser condescendiente con cualquiera menos con nosotras mismas.
Propongo una cosa. Boicoteemos los productos cuyas campañas nos destratan. Dejemos de comprar ese shampoo que nos prometió con vocecita de Björk drogada “en tres días pelo fuerte y sano brilloso como una pátina”. Digamos que no al antiespasmódico que muestra a una esquizofrénica demente que se ve culona en pleno ciclo menstrual. Al de la maquinita que poda pelos y no duele nada porque a Araceli se le congela la sonrisa mientras la usa y te promete idéntico resultado. Que nos vendan autos, que nos vendan ipods, que nos vendan cerveza, que nos vendan vino fino y relojes y notebooks. Y que de vez en cuando les vendan a ellos un antigrasa para la cocina, un shampoo para la pelada, un paquete de fideos, un yogurt bajo en calorías para bajar la panza y un paquete de pañales.
Lo quiero ver.
3 comentarios:
Pau ,me has dejado sin palabras sólo alcanzo a aplaudir sonoramente con la esperanza de que escuches la calurosa ovación.
Admiro tu capacidad verbal y gráfica capaces de trasladar al lector justo al punto en el que se visualiza con claridad la escena .
Siento ser agorera pero me temo que tendrá que llover mucho antes de que los publicistas se lancen a vender al género masculino el producto estrella que te deja la cocina como los chorros del oro capaz de superar la prueba del algodon de cualquier genio calvo .
Hiciste un magnifico trabajo,como siempre .
ouch! gracias por lo que me toca! jajajaja!
sabés la cantidad de veces que hemos tenido esta discución en la facu?
existen muchas razones por las cuales la mayoría de las publicidades son patéticas (y a veces me da mucha vergüenza saber que las hacen mis colegas).
algunas razones:
1/ la verdad es que la mayoría de los creativos en las agencias, son pibes de 20 años. enough said.
2/ puede que desde la agencia hagan una campaña medianamente razonable e inteligente. pero cuando viene el gerente de la empresa, sonaste! él es el que paha y dice si va o no. por más racional creativo que le des.
3/ no hay estudios valederos del target. la información que se recolecta, es inútil. qué clase de mensaje podés armar con esta info:
"mujer de 18 a 30 años, NSE BC1, estudiante o profesional, culta, que gusta de la vida social"???
4/ la publicidad, por lo menos la tradicional (tv, radio, gráfica) sigue siendo un mundo muy machista.
te paso un video, que refuerza tu posición: http://www.youtube.com/watch?v=zweof0kBKUY
El clip que pasaste es alucinante. Creo que de eso se trata. Los publicistas tienen una sordera monumental y un desconocimiento total sobre las mujeres actuales. Creo que deben existir algunas minas que responden a estas pautas, pero ellos cometen el error de generalizar. Hoy puedo decir que, a mí, no me venden nada. Y lo que consumo no lo veo en la tele. Buah, hay cosas de la tele que consumiría, pero lamentablemente no están a la venta ;-)
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