Arquetipos más frecuentes
Hablando con amigos y familiares he notado con curiosidad que, sin importar el ámbito o geografía de un trabajo, existen personajes con características bien definidas que se repiten con sorpresiva frecuencia. Puede ser en un Juzgado, en una tienda de ropa, en la administración de un laboratorio, en una farmacia, un colegio, un supermercado o una fábrica de embutidos; cambia el paisaje pero los prototipos se repiten como clones en todos los trabajos donde convivan más de tres personas.
Recopilando información he confeccionado la siguiente clasificación:
Este ejemplar se comporta como el hijo bastardo de la planta del cuentito infantil “Las habichuelas mágicas” y una planta carnívora. Invierte buena parte del día en trepar cual enredadera por todos los recovecos y espacios libres que encuentra, diseminando su ponzoña a quien esté predispuesto a escucharla. Va enredándolo todo a tal punto que es imposible llegar a la raíz o verdadera esencia de su jodida persona. Su trabajo es subversivo y sutil, como la planta, nadie se percata de su crecimiento hasta que sus brotes afloran de los cajones de tu escritorio llevándose puesto todo a su paso. Como toda planta, es inmune a los sentimientos humanos, mientras tenga agua y un poco de luz seguirá su camino hasta el techo. Si la podan, probablemente algún brote siga creciendo en nuevos jardines (donde los nuevos compañeros se preguntarán con incertidumbre dónde quedó aquel fragante jazmín que ahora los asfixia con su mata de hojas desaforada).
Este dulce animalito está podrido de que lo tengan de aquí para allá. Entonces se dedica a hibernar (todo el año) detrás de un escritorio donde anida desde que la empresa abrió sus puertas, allá en 1979. Como sabe que no lo pueden despedir porque le tienen que entregar el 50% de las acciones del grupo, pasa sus días tomando cafecitos y pasando papeles de una bandeja a otra. Es poco lo que aporta y poco lo que se sabe de él. Festeja los chistes con una risita que deja entrever sus paletas y es incapaz de involucrarse en alguna situación que amerite levantar el culo de la silla (si pudiera meterse una sonda en la vejiga, solo se levantaría para comerle las galletitas a sus compañeros).
EL PEZ PAYASO
Este sujeto genial se pasa por el trasero todos los apercibimientos y reprimendas que ha recibido a lo largo de los años, por llegar tarde, despeinado, y con el uniforme repleto de manchas (esas que sometiéndolas a un riguroso “Carbono
Por otra parte,
EL COLIBRÍ
Este pajarito colorido y ágil circula por todos los departamentos y reparticiones de la organización, sus funciones así lo requieren. Entonces se dedica con mucho esmero a cumplir rápidamente con sus tareas para poder desparramar con comodidad y tiempo de sobra, todo aquel dato que haya recogido en otras plantas y que sabe positivamente que despiertan el interés de sus interlocutores. Sin una intención definida, sus balas de cañón van cayendo como paracaidistas el 6 de junio de 1944 en Normandía, con efectos igualmente devastadores. Muchas veces disfruta del efecto deseado, aunque por inconsciente y boludo, las más de las veces ignora los alcances de la onda expansiva generada por sus acciones.
EL PAVO REAL
Este pajarraco fue diseñado para chapear. Aterriza en el lugar que lo acoge e inmediatamente informa a sus pares sobre sus diplomas, cursos, capacitaciones y calificaciones en
Este ejemplar vive aullando. Es un quejido eterno y prolongado. Sus tragedias conmueven por la sordidez de sus relatos provocando en sus interlocutores una profunda y auténtica lástima. Le empatía es inmediata, manejada a la perfección por un sujeto que la utiliza sin el más mínimo atisbo de duda para lograr aquello que desea. Bajo esa fachada de supuesta fragilidad y extrema necesidad de contención, vive un matemático alemán que calcula hasta el peso específico del liquid paper que va a utilizar ese día para borrar la evidencia que lo incrimina en un error que le acaba de costar un dineral a la empresa que lo alberga. Evita con destreza prusiana, hacerse cargo de toda metida de pata que lo tenga por autor o partícipe necesario; prefiere un ataque de asma o volar de fiebre antes de quedarse a admitir que se fue al pasto de cabeza. Es muy probable que busque a un pez payaso, a una marmota o a un pavo real para descargar responsabilidades y en el caso de una confrontación directa mostrará dientes y uñas devorándose a quienes osen cruzarse en su camino.
EL YUYO
El yuyo es tenaz y trabaja cuando los demás descansan. A las diez lo ves en Tesorería, diez y doce está en Marketing, diez y cuarto en Ventas, diez y veintitrés en Contaduría. El yuyo está en todas partes. Nadie sabe a ciencia cierta a qué se dedica, pero todos saben que siempre está corriendo de aquí para allá. Lo pueden trasladar, remover o pisar; pero el yuyo siempre reaparece asomando clandestinamente la cabeza a la sombra del pavo o la hiedra. Incansable, a veces sirve de alimento a
EL JABALÍ
El jabalí es un chancho salvaje en la selva. Y en las oficinas también. Lo que no puede arreglar con lo que tiene adentro de la cabeza, lo arregla con la cabeza misma. Es capaz de darse veinte veces con la misma piedra, putear, carajear y al día siguiente volver a pegarse un palo similar. Se ofusca, se pone colorado, amenaza con dar un portazo y no volver a pisar el lugar nunca más; sin embargo es incapaz de asustar a su audiencia que revolea los ojos al escuchar la misma escenita por undécima vez en la semana. Sobre exigido de laburo, acepta con ira media docena de tareas más; es muy probable que por falta de huevos, lejos de cargar las tintas con el responsable de esa situación lo haga con quienes sabe son inofensivos. Se queja, protesta, resopla y murmura pero en una confrontación directa se va al mazo por terror al Rey León.
EL REY LEÓN
Como su nombre lo indica, este es el que “corta el bacalao”. Cuando este ejemplar está con mecha corta los rugidos se escuchan a tres kilómetros a la redonda. Para llegar ahí se manducó dos cebras, tres jabalíes, dos docenas de antílopes, quince etíopes y un par de hiedras como guarnición; por eso es más que respetado. Sabe hacer su trabajo pero no va más allá de lo que entiende le corresponde. Cumplidas sus funciones, se dedica a tercerizar todo aquello que no le atañe o pueda minimizar su imagen. Mientras se lame las patas relojea el movimiento de su manada y solamente actúa en caso de extrema necesidad. Felino por naturaleza, goza de excelente reputación entre las gatas de la empresa.
La hiena come cualquier cosa. Todo le cierra y toda retorcida artimaña que le sirva para llegar a sus fines será utilizada, aún cuando en el camino queden varios cadáveres a medio masticar. Inescrupulosa y sin códigos, la hiena quiere trabajar poco y ganar mucho. Odia el esfuerzo así como odia al León por su jerarquía. No le gusta recibir órdenes. Solapadamente envidia a quienes ostentan aquello que ella cree merecer, entonces se dedica a reírse grotescamente de ellos sin percatarse de que nunca va a poder dejar de ser ese bicho siniestro que come lo que el resto deja.
¿Te identificas con alguno? ¿Si? ¿Con cuál?
2 comentarios:
Jaaaaa!!!!!!! Qué imaginación tenés, eh?? En todos lados???? No creo... En un juzgado eso no debe pasar. Bah, qué se yo... ;)
¿¿¿Por qué me perdí esta entrada ????...Eres genial ,sé que lo repit una y otra vez pero es así .
Sinceramente tengo claro en cuales no me catalogo pero me resulta difícil encontrar alguno con el que identificarme .
Twin necesitamos encontrarte una editora ya !!
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